Bases Filosóficas de la Psicología
domingo, 16 de septiembre de 2012
La psicología toda una ciencia.
Una vez concluida la
edad media europea, aproximadamente a mediados del siglo XV, el desarrollo de
las ciencias y las artes comienza a cobrar mayor fuerza dando paso al
renacimiento italiano, pero ahora con la herencia de la dualidad alma-cuerpo
(Kantor, 1990). Concluido el renacimiento en el siglo XVI, aparece en el siglo
XVII en escena René Descartes: el Discurso del método, Meditaciones
metafísicas y Reglas para la dirección del espíritu pueden contarse entre
sus obras más importantes (importantes entre las suyas y por su influencia en
posteriores y diferentes ramas de estudio). Descartes esencialmente introdujo
en la psicología dos postulados (con todas sus implicaciones): El análisis
mecanicista y la dualidad cartesiana (Kantor, 1990;
Ribes, 1999). La
mecánica cartesiana postula los conceptos de causa eficiente, contacto proximal
y el movimiento de los cuerpos; estos es que, para cada movimiento corresponde
una acción-reacción, refinándose en la explicación geométrica implícita en
varias proposiciones posteriores como causa-efecto (Ribes, 1999). El dualismo
cartesiano implica la adaptación del alma (tal y como
fue concebida por
Aquino) a las explicaciones mecánicas y los avances tecnológicos de su tiempo;
la relación entre alma-cuerpo es constante, con la salvedad de que el alma
puede también ser independiente (Kantor, 1990).
A la custodia de la
psicología por parte de la filosofía y la teología, en 1781 se comienza a
generar otra: la de la biología. El anatomista Luigi Galvani al trabajar con
una rana disecada en la misma mesa en que se hallaba una máquina eléctrica,
notó que cuando uno de los presentes tocó con el escalpelo los nervios crurales
(del muslo) internos del animal, se contrajeron los músculos
de las patas; otro de
los presentes notó que cuando ocurría el movimiento saltaba una chispa de la
máquina eléctrica. Galvani repitió varias veces la operación hasta encontrar
inequívocamente la relación entre el movimiento y la
electricidad (Chimal,
1998).
Los siglos XVIII y XIX
vieron florecer el estudio de la anatomía y la fisiología, y con ello el
intento por vincular lo mental y lo físico (Kantor, 1990). David Hartley,
Hermann Helmholtz, Franz Gall, Johann Spurzheim, Johannes Müller, Pierre
Fluorens y Pierre-Paul Broca son los autores más representativos de este
intento. Hartley trató de vincular los planteamientos de Newton a la conexión
entre la mente y el cuerpo; postuló que las “vibraciones” en la sustancia
medular blanca del cerebro, la médula espinal y los nervios derivados, son las
que permiten la sensación y el movimiento, y que mutuamente hay cambios entre sustancia e ideas (Kantor, 1990).
Helmholtz exploró la
velocidad con la que se trasmitían los impulsos nerviosos; primero experimento
con ranas encontrando cierta regularidad entre la estimulación y la respuesta
muscular, después con seres humanos encontró que los tiempos de reacción se
incrementaban entre mayor fuera la distancia al cerebro. Este descubrimiento
abrió la puerta a distintas especulaciones, principalmente a la de un
cerebro como “centro de control” de las sensaciones
físicas (Hothersall,
1997).
A Gall y Spurzheim se
les atribuye la invención de la frenología, la cual establece que la forma del
cráneo (similar a la del cerebro) corresponde al desarrollo de ciertas
capacidades mentales; de tal forma que las características
La psicología presa de la Teología.
Los griegos fueron
finalmente dominados por Roma en el siglo II a. C., surgiendo cuatro tendencias
filosóficas principales que reflejaban las formas en que los romanos entendían
al hombre: el estoicismo, el hedonismo, el escepticismo y el eclecticismo
(Gutiérrez, 1971); a su vez, a manos de los bárbaros, los romanos perdieron su
poder político y el saber helénico (rescatado por la cultura islámica)
alrededor del siglo IV d. C. La cultura europea entró entonces en un período
típicamente descrito como obscurantista: la edad media europea. Las
características principales de esta época son sin duda el fuerte control que la
religión cristiana ejerció en la vida cotidiana; el estudio de los textos
bíblicos fue encabezado por Aurelio Agustín y la interpretación
“cristiana” de los (nuevamente recuperados) escritos griegos por Tomás de
Aquino (Kantor, 1990).
Agustín, como parte de
lo primeros cristianos, tomó la tarea de crear un mundo nuevo a semejanza de
Dios, contrapuesto al, para este tiempo decadente, imperio romano; Las
confesiones, Ciudad de dios y Sobre la trinidad son las obras que representan
nítidamente la idea de un mundo que no es eterno y un Dios eterno y verdadero
(Kantor, 1990). Particularmente Agustín enlazó la memoria, el entendimiento y
la voluntad como partes importantes de lo que la mente reconoce de sí misma,
pues sólo ella tiene esta facultad; de igual manera vinculó el cuerpo, la mente
y la esencia en la totalidad humana (Sahakian, 1970).
En la novela situada en
la edad media europea Il nome della rosa (1980) del escritor italiano Umberto
Eco, un clérigo intenta resolver los asesinatos de varios monjes en un
convento, quienes presentan manchas oscuras en los dedos y la lengua. Después
de una serie de incidentes descubre que todos ellos han muerto después de
haber leído el “libro misterioso”, específicamente por haber pasado las hojas con
los dedos que ensalivaban constantemente, sin saber que éstas contienen veneno:
los textos del libro de que se trata son de
Aristóteles.
Aquino seguramente no
leyó este libro misterioso en particular, pero sí retomó los escritos de
Aristóteles. Aquino conjugó los planeamientos aristotélicos con los textos
bíblicos, extrapolando la lógica y conceptos de los primeros, para probar la
existencia de Dios y justificar la doctrina cristiana; la proposición
naturalista de las causas hecha por Aristóteles fue trasformada por Aquino en
la causa primera del universo: Dios (Harman, 1983). Los textos de Aristóteles
que examinara Aquino provenían de los árabes, quienes custodiaron éstos y otras
obras a la caída del imperio romano. Basta con contrastar los textos de
Aristóteles con los cometarios de Aquino para ubicar la influencia que en
adelante tendría esta peculiar conjunción: las acciones humanas son la
demostración del alma, por lo tanto éstas son estudias por la teología y no la
psicología; el alma es una sustancia diferente al cuerpo, por lo tanto se rigen
por leyes diferentes; al ser independiente puede prescindir del cuerpo, por
tanto puede ser inmortal (Kantor,
1990).
Grecia creadora de la psicología.
La explicación inicial
del comportamiento humano en occidente de manera específica y ordenada puede
ubicarse en la Grecia clásica entre los siglos VIII
a. C. y III a. C.; el
período helénico se caracterizó por el desarrollo de la filosofía
y las artes; época que
después se convertiría en referencia obligada de la civilización occidental.
Tres filósofos son considerados como fundamentales en
el comienzo de lo que
hoy entendemos como psicología: Sócrates, Platón y
Aristóteles (Hothersall,
1997).
Sócrates abordó el tema
de las sensaciones y la relatividad de éstas, fomentó la idea de que la
actividad física e intelectual son necesarias para la “salud” (Sahakian, 1970);
uno de los elementos representativos del pensamiento de Sócrates es lo que
después daría por llamarse como proceder “Socrático”, esto es, que el papel del
maestro no es postular verdades al alumno, sino, mediante un interrogatorio
sistemático, encontrar el conocimiento anidado naturalmente en cada uno
(Hothersall, 1997); la noción de alma para Sócrates era la de resaltar ciertas
formas de actuar de las personas como parte de sus rasgos esenciales (Kantor,
1990).
Platón, discípulo de
Sócrates, es quizás a quien puede señalarse como el filósofo griego más
ampliamente distorsionado en la época actual. Platón habló de los sueños y la
motivación oculta, de la relación que guardan los recuerdos y su evocación al
presentarse algo semejante (Sahakian, 1970); individuos de oro, plata,
latón y hierro fueron las categorías que Platón utilizó para diferenciar a los
hombres socialmente, midió sus cualidades en proporción a partes de su cuerpo:
la razón en la cabeza, el valor en el pecho y el apetito en el abdomen
(Hothersall, 1997); las
formas “poéticas” utilizadas por Platón para explicar las
virtudes humanas y las
características corporales, la inmortalidad del alma muriendo y volviendo a
nacer (metempsicosis), el deseo a partir de la carencia,
serían ideas absorbidas
por la psicología constantemente (Kantor, 1990).
Aristóteles, a su vez
discípulo de Platón, adoptó una forma observacional en su trabajo, propuso
reducir los planteamientos científicos a silogismos,enunció explicaciones de la
memoria apoyado en el planteamiento de la similitud y diferencia de objetos,
eventos y personas (Hothersall, 1997); la vinculación de los órganos corporales
(ojo, boca, nariz, oído y cuerpo) con formas de percibir (ver, gustar,
oler, escuchar y sentir) es atribuible a Aristóteles, también la explicación de
los sueños como diferente a la percepción de los sentidos (Sahakian, 1970);
Aristóteles representa el inicio de la psicología en tanto materia de estudio y
tratado formal, planteando al método naturalista como esencial en la ciencia;
el corpus psicológico legado en sus tratados ha influido notablemente en el
desarrollo de la psicología (e incluso en campos aparentemente diferentes como
la teología) y en específico en la teoría psicológica interconductual (Kantor,
1990).
domingo, 9 de septiembre de 2012
El evolucionismo interesado en el comportamiento.
Desde que el ser humano apareció ha interactuado con su medio ambiente transformándolo y transformándose por éste. La evolución biología y social le fue permitiendo progresivamente atender distintos aspectos de la supervivencia (Darwin, 1985, publicación original 1859); la observación de la naturaleza le planteó el reto de explicar su ocurrencia. Podemos decir entonces que el origen de las ciencias (explicación) está íntimamente ligado a la condición con que el ser humano ha enfrentado a su medio (evolución). A partir del momento en que el hombre fue especializándose en sus actividades acopió conocimiento que más adelante se convertiría, con el establecimiento de un objeto de estudio, la teoría y sus procedimientos, en ciencias como la física, la química, la biología, la matemática y la psicología (entre otras). Para emprender el estudio de la historia de las ciencias habrá que establecer los criterios para señalar formalmente su origen y desarrollo.
En el caso que nos ocupa, el de la psicología, su origen se puede identificar con criterios como el establecimiento de la materia de estudio, del tratado formal, el experimental, el conductista y el de continuidad-corregibilidad (Kantor, 1990); para reconstruirla podemos apoyarnos en fechas, personajes, eventos, períodos y tantos otros criterios como se quiera para enfatizar la intención del estudio. Sea cual fuere la forma en que se emprenda el estudio de la historia de la psicología lo que no se puede permitir es la omisión de datos a sabiendas de sus implicaciones.
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